En el contexto de las empresas familiares, el concepto de accionista trasciende la posesión de acciones. Mientras que en empresas convencionales los accionistas pueden limitarse a comprar y vender según las fluctuaciones del mercado, en la empresa familiar hablamos de propietarios con un vínculo profundo y complejo.
El accionista familiar se encuentra en una posición única, donde interactúan dos universos: el familiar y el empresarial. Esta interacción conlleva una responsabilidad adicional, pues no solo se trata de mantener el valor económico, sino también de preservar un legado y una visión compartida.
Podemos identificar principalmente dos tipos de accionistas en este contexto:
Este accionista, se satisface con obtener información preliminar de la organización y un dividendo anual. Su participación se limita a ejercer derechos básicos, como el de adquisición preferente en ampliaciones de capital.
Va más allá del rol tradicional. Comprende a fondo el proyecto empresarial y busca involucrarse activamente. Puede aspirar a formar parte del Consejo de Administración o influir en decisiones estratégicas. Su compromiso no se limita al aspecto financiero, sino que abarca la continuidad y el desarrollo del legado familiar.
En la empresa familiar, el papel del accionista activo es crucial. Más allá de recibir dividendos, estos individuos:
No todos los miembros de la familia estarán interesados en asumir un rol activo en la empresa, y algunos pueden optar por vender su participación. Sin embargo, aquellos que deciden ser accionistas deben asumir esta responsabilidad con un sentido de compromiso que trasciende el aspecto financiero. Ser accionista de una empresa familiar implica lealtad y un compromiso con la continuidad del legado familiar.
El Consejo de Administración emerge como el órgano estratégico por excelencia en el gobierno de la empresa familiar. Su rol va más allá de la supervisión y gestión diaria. El Consejo, actúa como un catalizador de valor que extiende los beneficios más allá de la propia empresa, impactando de manera positiva en diversos aspectos:
Al velar por la continuidad y proyección a futuro de la empresa, el Consejo contribuye a la estabilidad económica y social de las comunidades donde opera la compañía.
Incorpora consideraciones éticas y de responsabilidad social en la toma de decisiones, promoviendo prácticas empresariales que benefician a la sociedad en su conjunto.
Fomenta la innovación y la adaptación a los cambios del mercado, lo que se traduce en la creación de nuevos productos, servicios y empleos.
Al equilibrar los intereses familiares y empresariales, fomenta una perspectiva a largo plazo que ayuda a preservar valores y tradiciones, considerando el impacto de la toma de decisiones empresariales en las generaciones futuras, promoviendo así la sostenibilidad.
Impulsa el desarrollo de liderazgo tanto dentro de la familia como en la empresa, contribuyendo a la formación de futuros líderes empresariales y sociales.
Promueve prácticas de buen gobierno corporativo que pueden servir de modelo para otras empresas, elevando los estándares en el sector empresarial.
Al supervisar la gestión de riesgos, contribuye a la estabilidad no solo de la empresa, sino también del ecosistema económico en el que opera.
La efectividad del gobierno en una empresa familiar radica en la sinergia entre accionistas comprometidos y un Consejo de Administración entregado. Los accionistas activos pueden aportar visiones valiosas al Consejo, mientras que éste puede ser un vehículo para involucrar y educar a los accionistas pasivos. El Consejo de Administración, al incorporar la dimensión familiar en sus deliberaciones, se convierte en un espacio donde los intereses de la familia y los de la empresa pueden alinearse estratégicamente. Esto es particularmente importante en decisiones que afectan tanto al negocio como al legado familiar.
En la empresa familiar, la interacción dinámica entre accionistas y el Consejo de Administración es fundamental. Mientras los accionistas activos aportan visión y compromiso, el Consejo proporciona la estructura y dirección estratégica necesarias.
Esta sinergia no solo fortalece el gobierno corporativo, sino que también asegura la preservación y evolución del legado familiar empresarial.
En EBM, comprendemos la complejidad de esta interacción y reconocemos que el éxito de una empresa depende en gran medida de contar con accionistas bien preparados y capacitados. Nuestra experiencia nos permite ofrecer soluciones personalizadas que no solo se enfocan en implementar y optimizar Consejos de Administración efectivos, sino también en desarrollar programas de formación integral para accionistas.
Trabajamos para desarrollar estructuras de gobierno que equilibren los intereses familiares y empresariales, al tiempo que proporcionamos las herramientas y conocimientos necesarios para que cada accionista pueda contribuir de manera significativa. Nuestro objetivo es promover tanto la cohesión familiar como el éxito empresarial sostenible, asegurando que cada miembro de la familia propietaria esté preparado para asumir su rol con confianza y competencia.